El término “inclusión financiera” hace referencia a la capacidad que tienen los usuarios y entidades productivas de una economía de acceder a productos financieros eficaces y rentables; puntualmente con la garantía de que sus fondos se manejarán responsablemente para la obtención de mayores beneficios a largo plazo. La ausencia de esta característica en el mercado financiero constituye una de las razones principales de los niveles de pobreza existentes y la ralentización con relación a la prosperidad económica.
La inclusión financiera ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas al brindarles la posibilidad de planificar sus ingresos en función de sus objetivos y necesidades futuras. Al alejarse de la informalidad, los usuarios son capaces de convertir su superávit de capital en inversiones mediante la canalización de su ahorro; la cual es realizada en el mercado financiero. De la misma forma, las empresas se benefician de la bancarización al tener acceso a créditos destinados a impulsar su crecimiento y a seguros que disminuyan su margen de riesgo.
Debido a sus notables y provechosas repercusiones, la inclusión financiera ha sido adoptada como una de las metas principales de diversas agrupaciones a nivel global, tales como el Grupo del Banco Mundial (GBM) y el Grupo de los veinte (G-20). De la misma forma, diversas naciones han aportado a la realización de esta iniciativa de manera particular mediante la implementación de regulaciones legales y la oferta de incentivos. En sentido general, este proyecto forma parte de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
La tecnología ha sido un factor crucial en el desarrollo de esta propuesta; específicamente a través de los teléfonos móviles. Con el celular se permite la presentación de documentos de identidad digitales, se pueden convertir los pagos en efectivo en transferencias bancarias y queda garantizada la conexión de los usuarios en cualquier lugar en el que se encuentren.
El primer paso para formar parte del sistema financiero es la apertura de una cuenta de transacciones. Debido a la versatilidad de este producto, los usuarios manejan de manera más eficiente su capital a la hora de transferir o recibir dinero; e incluso sirve para descubrir otros recursos financieros de igual utilidad. Esta es una de las medidas principales que se toman en cuenta para la creación de programas destinados a fomentar la formalización de la economía.
Desde inicios de la década pasada, más de 85 países han mostrado su disposición y compromiso con relación a la inclusión financiera. Sin embargo, el alcance de muchas de las iniciativas presentadas por estos países se ve restringido por las limitaciones expuestas por su población. Entre estas se destacan:
Mas allá de sus repercusiones positivas en materia de crecimiento económico, la inclusión financiera permite que los beneficios de este fenómeno se distribuyan de una forma más amplia. Sin lugar a duda, esta iniciativa generará una disminución significativa en la pobreza y en la desigualdad a través de la construcción de un sistema financiero más influyente y desarrollado.