Los fondos de capital de riesgo son aquellos fondos de inversión que existen con el propósito de administrar el dinero de aquellos inversores que buscan tener participaciones de capital privado en tanto nuevas empresas, como también en pequeñas y medianas empresas que presentan o proyectan un gran potencial de crecimiento. Como es de esperarse, a mayor rentabilidad sobre una inversión se tiende a incurrir en mayores riesgos. En consecuencia, estas inversiones se caracterizan generalmente por ser oportunidades que presentan un riesgo muy alto en concordancia con su muy elevado rendimiento.
La realidad es que, si damos una mirada en retrospectiva, nos podremos dar cuenta de cómo han cambiado las inversiones de capital de riesgo a lo largo del tiempo. Antes, estas opciones solo estaban disponibles para los capitalistas de riesgo profesionales que son muy capaces de manejar pérdidas, junto con iliquidez y horizontes de inversión largos. Sin embargo, ahora hay una mayor apertura de participación hacia otros inversores acreditados sobre estas oportunidades de inversión, aunque se sigue limitando su acceso a los inversores más ordinarios.
Los fondos de capital de riesgo son utilizados por las empresas como capital semilla, capital inicial o de financiamiento en etapa de expansión (dependiendo del tiempo que tenga la empresa operando en el mercado) con el fin de focalizarse en acelerar su crecimiento exponencialmente. En cuanto a los inversores, estos no obtendrán un rendimiento hasta que la empresa de cartera se retire, ya sea a través de una oferta pública inicial (OPI), una fusión o adquisición.
Primeramente, y como todos los fondos de inversión asociados, los fondos de capital de riesgo deben de captar dinero de inversores externos antes de realizar sus propias inversiones. Los fondos entregan las propuestas a los posibles inversores y, si estos aceptan, comprometen su dinero con el fondo. A partir de aquí es donde sucede la magia alrededor de las inversiones riesgosas.
El fondo de capital riesgo entonces se encarga de buscar aquellas posibilidades de inversiones sobre capital privado que cumplan el requisito principal, que no es ni más ni menos, que generar grandes rendimientos positivos para sus inversores. Para realizar esta ardua tarea, los administradores del fondo deben de realizar un proceso de análisis previo sobre muchos planes de negocios con el propósito de delimitar y encontrar a aquellas empresas que sean de potencial alto crecimiento. En cuanto a las decisiones que deben tomar los gestores de fondos, estas normalmente se basan en los mandatos orientados dentro de la propuesta y las expectativas/proyecciones de los inversores del fondo.
Por otro lado, otra estrategia que aplican muchos de estos fondos es realizar pequeñas apuestas por una amplia gama de nuevas empresas o startups, confiando en que al menos una de ellas será exitosa y logrará un alto crecimiento que recompensará al fondo con un pago comparativamente grande al momento de obtener los beneficios. Esta estrategia está orientada a mitigar de cierta manera el riesgo.
Una vez realizada la inversión, el fondo obtiene una comisión por gestión anual sobre la misma, la cual ronda alrededor del 2% sobre los activos gestionados, aunque algunos fondos optan por cobrar una tarifa en función del porcentaje de ganancias obtenidas.
Finalmente, en cuanto al rendimiento esperado sobre las inversiones, este varía y depende mucho de la industria en que se invierta, así como también depende del perfil de riesgo de la empresa. No obstante, los fondos de capital de riesgo suelen tener como meta una tasa de rendimiento interna bruta que se encuentre entre un 20-30% anual.